Somos una generación desencantada con la vida, asqueada, aburrida. Vivimos en una sociedad cruel donde sólo puedes ser un estereotipo o ser despellejado por ser tú mismo.
Vivimos con unos padres que nos abandonan, nos culpan de sus males, nos crían sin ganas, nos tienen por obligación y sólo nos ven como una molestia. Antes la gente no recurría tanto al suicidio por miedo a dios, eso era pecado, pero la sociedad ahora sólo cree en el dios dinero y él no considera nada pecado.
En el colegio ya no se aprende, se sobrevive. Si no eres fuerte o guapo te pegan, insultan, te hacen la vida imposible, ya no vas a aprender, vas a arriesgar tu pellejo por no ser como los demás. No puedes mostrar un ápice de sentido común o de personalidad, se paga caro.
Ya no somos felices, nada nos proporciona alegría, ahora las depresiones se empiezan a los 13 y a los 18 tus intentos de suicidio se cuentan por docenas. A la gente les da igual pero la pose lo es todo y tiene que hacerse los afectados pero todos sabemos que nadie puede mirar mucho más allá de su pequeño y orondo ombligo.
Pasamos sin pena ni gloria por la vida sin darle mucho aprecio, buscando un motivo por el que vivir sin encontrarlo. Buscando un motivo por el que morir y teniendo cientos.
Buscamos consuelo en la comida, luego nos arrepentimos y lo echamos fuera. Buscamos consuelo en el dolor, luego esas cicatrices nos acompañarán para siempre. Buscamos consuelo en nuestra propia cabeza, luego nos volvemos locos por escoger nuestro mundo imaginario al de verdad. Buscamos consuelo en los demás, luego nos sentimos unas mierdas por dejar que se aprovechasen de nosotros mientras estábamos vulnerables. Por último buscamos consuelo en la muerte, pero es la más difícil de todas.
Somos una generación en decadencia, con problemas de comunicación, de autoestima, con problemas para conciliar el sueño, con miedo, con tristeza. Somos una generación gris, apagada, apática que nos escondemos bajo una fachada de despreocupación y alegría para ocultar nuestros verdaderos sentimientos. Una generación que prefiere la muerte a la vida tal y como la conocemos.
